jueves, 6 de noviembre de 2014

LORIS MALAGUZZI

                                                  LORIS MALAGUZZI    

Loris Malaguzzi nació el 23 de febrero de 1920 en Correggio, un pueblo de la provincia de Reggio Emilia. Con tres años se trasladó con su familia debido a que su padre, que era ferroviario, desarrolló su trabajo en la ciudad. Aquí vivirá hasta su muerte, el 30 de enero de 1994.

Aprender con los niños: escuchar, observar, educar.
 La propuesta reggiana -recogiendo algunas ideas de otras experiencias pedagógicas- plantea que los maestros y maestras vayan a las escuelas a aprender con los niños, allí un maestro es un investigador permanente que, además, no llega a conclusiones que puedan ser descriptas de forma retórica, sino con documentaciones de proyectos reales que son narraciones de las posibilidades humanas.
Decía Loris Malaguzzi, en forma provocadora, “para hacer buena educación debemos cerrar los libros de psicología, pedagogía y didáctica”. Los cursos de formación en Reggio Emilia justamente tratan de profundizar no sólo en aspectos del desarrollo psicológico, cognitivo o emocional de los niños y las niñas, sino también en el punto de vista de la cultura donde la escuela está inserta.

La escuela como motor de trasformación social.
Tradicionalmente existen –por simplificar – dos posiciones sobre lo que tiene que ser el rol de la escuela y que corresponden a tradiciones sociológicas diferentes. Se trata de la eterna pregunta sobre si la escuela debe ser reproductora de la cultura y del ámbito social o si la escuela debe ser motor de transformación social.
La posición de Reggio sostiene que la escuela debe ser motor de transformación
social, haciendo uso de la cultura existente, puesto que es un valor que poseemos,
pero sin obviar ni matar omnipotentemente la cultura de la infancia. Por lo tanto la escuela tiene tres características:

  1. En primer lugar, es motor de transformación social y no puede actuar solamente para la reproducción.                                                                                                                                     
  2.  En segundo lugar, la escuela recoge los valores culturales en los cuales están insertos los niños (valores actualmente en crisis con la llegada de inmigrantes y el mestizaje de culturas; por lo tanto, saber en qué cultura estamos es mucho más complejo hoy que hace algunos años).                   
  3. Finalmente, la escuela tiene que tener la característica, sobre todo, de escuchar cómo es la cultura de la infancia, que muchas veces no se corresponde con la idea que el adulto tiene sobre la infancia. Recogiendo las ideas de los niños y las niñas, el adulto puede transformar su propia cultura a partir de los valores o del punto de vista que tienen los niños y niñas sobre la sociedad y la cultura. 


El arte en la escuela.
Reggio Emilia aporta sobre todo un punto de vista estético, en el sentido de la belleza. La estética es aquel arte de ver cómo aquellos elementos que aparentemente están aislados son puestos en relación. Malaguzzi decía: “debemos ser capaces de ver las relaciones antes que los términos relacionados”. Y esto es contrario al tipo de educación y de cultura que normalmente vivimos. Se refiero a lo estético y no a lo decorativo. Lo importante es que las maestras salgan de los esquemas rutinarios y acomodados en los que están para establecer procesos creativos que tienen que ver con las posibilidades de trasgresión de los acontecimientos que normalmente han sido vistos desde un solo punto de vista.









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